Importancia, trascendencia y permanencia del Instituto Campechano
- Publicado: 03-02-25 09:00 am
- Opinión
- By Ambrosio Gutiérrez Pérez

Importancia, trascendencia y permanencia del Instituto Campechano
Beatriz González Renedo
Hoy es el cumpleaños del benemérito Instituto Campechano, patrimonio tangible e intangible
de la ciudad de Campeche y de la identidad de su sociedad. Si bien el Instituto Campechano con este nombre adherido a la historia colectiva de la creación de un estado independiente, en el todavía nuevo concepto de la joven nación mexicana del siglo XIX, abre sus puertas por vez primera el 2 de febrero de 1860 hace 165 años, como concepto educativo laico apegado a la forma de ser de las mentes liberales e intereses diferentes a los de la ciudad de Mérida, en realidad los orígenes de su creación, se remontan al siglo XVIII, con la dirección de los religiosos de la Orden Católica de San Ignacio de Loyola, quienes se hicieron cargo de la educación primero de los niños y luego de los jóvenes varones de la villa de San Francisco de Campeche. Como bien es vox populi, posteriormente a la salida de los jesuitas
de los territorios de la Nueva España en 1767, fueron llamados los franciscanos y otras
autoridades temporales, a dar continuidad a la educación de los jóvenes, pero hoy, en este
2025, lo que quiero poner de relieve no es un análisis de cotejo de datos de los estudiosos de
los inicios de esta magna institución, ni de fechas, sino la importancia, trascendencia y como hoy después de poco más de trescientos años, el Instituto Campechano sigue de pie, erguido, fuerte, con su puerta principal y su faro mirando al mar silencioso de la bahía de Campeche, de inagotables ocasos distintos y multicolores.
El concepto del Instituto Campechano, como del Colegio de San José, o del Colegio Clerical
de San Miguel Arcángel, no es de poca ni de simple trayectoria, pues este centro del
conocimiento, está unido a las necesidades formativas y del quehacer del Campeche del siglo XVIII, del XIX, del XX y del XXI. Sus orígenes religiosos responden a los contextos de la Nueva España de entonces, a la del México naciente y después a la de un nuevo milenio del
que hoy somos testigos.
El Instituto desde sus inicios ha sido importante para la sociedad campechana, lugar de
referencia, de reunión, de elevación intelectual y espiritual, fue un sueño cumplido para los
habitantes de la villa de San Francisco de entonces, que se inaugurara un centro propio de
conocimiento y que continuase en sus distintas fases creciendo, mejorando, capacitando
mentes.
La trascendencia del Instituto es evidente en la herencia cultural y en la historia de Campeche,
sin embargo medir sus alcances más allá del tiempo, es casi imposible, pues éstos rebasan lo demostrable y palpable en las bondades de su herencia educativa, y del bien común que sus
egresados han transferido aquí y a múltiples lugares del planeta, allá donde han llegado y
están, fuera de las fronteras de esta península.
Su permanencia hoy benemérita, se augura larga o acaso interminable. El Instituto es un tesoro de la ciudad y del estado de Campeche al que hay que procurar mantener como su lema lo proclama con su pasado de gloria y su presente que sea siempre de luz, pese a tempestades, huracanes, apáticos o detractores. Surgido en y para los campechanos, debe seguir siendo como ahora, el contenedor del acervo intelectual de la esencia de sus individuos.
Hoy 2 de febrero de 2025, te saludo venerable Instituto, me honra ser parte de este llamado
con afecto “Colegio Viejo” por los aún vivientes octagenarios como mi madre, o como mi
inolvidable padre que tanto amó a esta
institución toda su existencia; aún en mi recuerdo infantil, le veo caminar por sus pasillos, subir a ese tercer piso con ventana a la calle 12 donde estuvo su Dirección General. Vagamente recuerdo a mi padre Guillermo, en charlas con don Ermilo Sandoval Campos y a esos animales disecados en algún área del Instituto que me
causaban una mezcla de temor y admiración. En este 165 aniversario del Instituto Campechano quiero culminar mi felicitación con palabras de González Galera:
”El Instituto concepto universal unido a Campeche, ha superado las relaciones de vida y de muerte. Ha sido y es una idea viviente en libros, en hechos, en inspiraciones poéticas, en
glorias luminosas con alturas de próceres y héroes culturales. No puede morir porque es de
roca".